Todos los padres del mundo se preocupan por el descanso de sus hijos, sobre todo cuando son pequeños.De antemano hay que decir que cada persona es un mundo, y en los niños pequeños no es excepción.
Al principio, cuando apenas están en su primer mes de vida, los padres deben adaptarse a los ritmos del bebé a la hora de descansar, al igual que para comer, su otra función vital y principal al día junto con dormir. Es en este mes, cuando un bebé se despierta de media cada 3 ó 4 horas, y normalmente, suelen necesitar ayuda para dormir, en forma de algún estímulo.
Según el niño va creciendo, se va acostumbrando a dormir toda la noche, ya que aumenta su crecimiento y puede pasar cada vez más horas sin comer. Por eso, a los 6 meses ya pueden dormir 6-7 horas del tirón. Sin embargo, existe un 20-25% de casos en los que el niño tarda hasta los dos años de edad en conciliar el sueño de forma adecuada. Factores como los ruidos ambientales, la alimentación, el carácter propio del pequeño, etc. influyen positiva y negativamente en este aspecto.
¿Consejos?
El de siempre, el sentido común es normalmente el mejor de los consejos. Aun así os proponemos otros de gran utilidad.
-Al final del día se deben realizar actividades pausadas evitando que el bebé se altere.
-Para dormirle se debe desarrollar siempre más o menos la misma rutina y a la misma hora.
-Si se despierta, hay que ayudarle a que aprenda a calmarse solo y pueda coger el sueño de nuevo. Un juguete, peluche, etc. puede ayudarle mucho.
-La ropa de cuna o cama le tiene que tapar y envolver. Un bebé necesita verse muy protegido para no alterarse en exceso y descansar.
Y cuando pase de la cuna a la cama… el equipo de descanso debe ser nuevo y adecuado. Va a ser ‘la cama de su infancia’, en la que va a crecer y desarrollarse como niño, por eso es fundamental que sea de la máxima calidad.